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La batalla invisible por tu atención

  • Writer: Héctor Mendoza
    Héctor Mendoza
  • Oct 9
  • 2 min read

Updated: Oct 24


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La atención como activo esencial

La atención es el recurso más valioso que tenemos, y aun así, la tenemos dispersa y poco valorada. Vivimos hiperestimulados, rodeados de millones de productos, servicios y opiniones que compiten por ocupar el espacio principal en nuestras vidas. Es una lucha constante por conquistar lo más preciado que poseemos: nuestra atención.

Vivimos distraídos, incluso de nosotros mismos

Caminamos entre marañas de noticias, suposiciones, conversaciones ajenas, inseguridades y percepciones personales, sin notar que operamos en modo automático. Nuestra atención, fragmentada, se diluye entre distracciones.

No solemos darnos cuenta de que podemos ser el observador. Que la mayoría de nuestras respuestas son reflejos condicionados: reacciones aprendidas que repetimos sin cuestionar. Copias de patrones que adoptamos como “correctos” solo porque eran familiares o validados por quienes nos rodeaban. Sin querer, elegimos en automático —incluso en cómo amamos, cómo respondemos o qué toleramos— influenciados por los entornos y personas más cercanas.


Silencio, observación y reprogramación

A principios de este año hice mi primer curso de Vipassana, una técnica que enseña a centrar la atención en un punto específico del cuerpo y después recorrerlo de forma consciente. En ese proceso, comienzas a observar cómo llegan los pensamientos, cómo se instalan y cómo se van. Y ahí ocurre algo mágico: descubres patrones que no son realmente tuyos. Maneras de pensar, de reaccionar y de sentir que son heredadas, absorbidas o imitadas de quienes te rodearon.

Son estructuras mentales prestadas que cargamos durante años, sin darnos cuenta de que también podemos soltarlas.

Diez días de silencio

Diez días en silencio bastan para limpiar la mente, reducir el ruido y permitirle reenfocar lo esencial. Descubres que la mayoría de las cosas dejan de tener importancia; que nada es tan relevante como tu presencia, como tu atención plena en el momento presente.

Es un proceso difícil, pero profundamente revelador. Te hace ver lo lejos que puedes llegar actuando en automático, viviendo según guiones ajenos. Y sí, hay hitos maravillosos en el desarrollo de todo ser humano, pero lo importante es cómo decides vivirlos, cómo los interpretas y los haces tuyos.

La dirección de tu atención define tu vida

Todo cambia cuando eliges enfocar tu atención en aquello que te impulsa: lo que te hace bien, lo que te mueve hacia adelante, lo que tu ser necesita ahora. Hazlo desde la completud, no desde la carencia. Desde la convicción de que eso —ese foco— es lo que realmente importa.

Este texto es un llamado personal a prestar atención: a lo que pienso, a lo que proyecto y a lo que deseo construir desde ahí. Es una reflexión íntima, sí, pero que quizá también resuene con otros que están buscando lo mismo: regresar a sí mismos a través de la atención.

 
 
 

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